LOS ALUVIONES POLÍTICOS EN EL PERÚ

 

EL FENÓMENO DE

LOS ALUVIONES

POLÍTICOS

 

Elecciones 2006 y el fenómeno

Humala

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Julio Durand Lazo

 

NOTA

Reproduzco el presente ensayo para su exposición en la web, han pasado casi diez años desde su publicación, hay aspectos que quisiera corregir, sin embargo, en lo esencial me parece vigente, sólo debo rectificarme en relación a la posibilidad de convertir un aluvión en institución, hoy, tal como lo expongo en el ensayo Institución o Aluvión, este aspecto esta zanjado, no es posible esta conversión.

Lima 21 de Febrero del 2010 

 

 

PRESENTACIÓN

Expongo el presente ensayo a escasos cien días del acto electoral, con la finalidad de esclarecer los procesos políticos de la coyuntura, aparentemente incomprensibles y caóticos.

Desde la perspectiva que interpreto el fenómeno, aparece necesario, producido por causas, por tanto, se manifiesta coherente. De este modo no es novedad un proceso aluviónico, confirman las Tesis sobre la nueva realidad peruana, el choque de tendencias, el desfase de la política, y, sobre esta base, se hace comprensible el fenómeno de las elecciones del 2006.

El presente ensayo es útil para los ciudadanos de nuestra sociedad, especialmente para los jóvenes, harto confundidos por los medios de comunicación, pues, permitirá visualizar el proceso social, como una radiografía, de tal modo que podamos tomar decisiones inteligentes, superando prejuicios.

Diciembre del 2005.

El autor

INRODUCCION

Existen errores y absurdos, por más manifiestos, que tienden a repetirse constante y persistentemente, llegando a constituir círculos viciosos. Un ejemplo de estos círculos viciosos es el relativo a las determinaciones e identificaciones de las agrupaciones políticas y de los políticos, pues, los periodistas, los analistas, y los mismos políticos, persisten en identificar a las organizaciones, alianzas, frentes, como si fueran de izquierda, derecha, centro, y todas las combinaciones de estos términos, a pesar que carecen de contenidos, ya no están vigentes, están huecos, como lo he manifestado en el ensayo “Frente o Institución Política”. Al girar insistentemente con estos términos, periodistas, políticos, analistas, no sólo caen en un círculo vicioso, en la repetición inacabable del absurdo y del error, sino, están cerrando la posibilidad de una interpretación que pueda ser consustancial con la realidad actual. El resultado la separación del conocimiento político de la nueva realidad social y su encubrimiento en un manto de ficción, impidiendo una interpretación de los fenómenos políticos con los términos adecuados a una realidad diferente incompatible con los términos izquierda, derecha, centro. Está incomprensión tiene sus efectos en la misma práctica política, está generando situaciones, coyunturas, saltos, en el vació, estamos ante fenómenos de descomposición rápida de las agrupaciones. Con estos términos va ser incomprensible el fenómeno aluviónico suscitado por Ollanta Humala.

Las Encuestas sólo ponen de manifiesto, o sólo son indicadores, del crecimiento, de tendencias que difícilmente van a ser percibidas con los enfoques políticos pasados, en medio de la competencia política. Por lo tanto, el problema no es las encuestas, tampoco hacer política en función de las encuestas, no es un problema de “marketing político”, sino, saber que es lo que empuja y provoca el crecimiento de una tendencia. Por ejemplo, hasta hace tres meses, era totalmente incierto quién destacaría y se impulsaría como una tendencia creciente, podía ser cualquiera, pero, como lo he manifestado en mis disertaciones, lo que era evidente era el resurgimiento de un proceso aluviónico, o el despegue de una tendencia. A estas alturas esta tendencia ya se ha producido, con Ollanta Humala, lo que debe ahora determinarse es si esta tendencia va seguir creciendo, que lo podría detener o destruir o si ya es definitiva su afirmación. Ello requiere de un análisis diferente, superando prejuicios, conforme lo requiere una realidad social constituida, asimismo, por el choque de tendencias.

En una sociedad donde lo informal es más que lo formal, donde lo legal está en constante contradicción con lo real, además, donde se ha constituido una nebulosa de MYPES que sobrevive en las fronteras del caos, resulta inadecuado tratar de comprender la política como si nos hubiéramos congelado en los años setenta. Los partidos políticos, por ejemplo, se han adecuado a la ley de partidos, todos ellos formalmente lo han hecho, han cumplido con los requisitos legales, desde la perspectiva de la ley, todos son democráticos, transparentes, descentralizados, con comités a escala nacional. Sin embargo, no es necesario ser un analista profundo para constatar que estos partidos siguen siendo informales, que existen más en los libros de actas notarialmente certificados que en la realidad, es decir, lo informal es más que lo formal, lo legal es más letra que contenido. En esta realidad no podemos seguir pensando con los conceptos políticos desfasados, incapaces de concordar con la realidad. De ahí, cuando de pronto las encuestas indican que el Partido Nacionalista, que todavía legalmente no está inscrito, ya ocupa el segundo lugar en las encuestas, el candidato presidencial del APRA, da declaraciones pretendiendo explicar el fenómeno como propio del mercantilismo de las encuestadoras, sin darse cuenta del surgimiento de un problema totalmente diferente, a sus paradigmas, a los modelos mentales con los que está interpretando la realidad, lo que desde ya lo descalifica para gobernar o liderar la sociedad peruana. Lo curioso es que este candidato también en su oportunidad llegó a triunfar producto de proceso aluviónico. En aquel proceso electoral era muy difícil percatase de este fenómeno aluviónico por el hecho de estar encubierto por los paradigmas todavía vigentes de la lucha de ideologías entre el marxismo y el APRA en el Perú. También era todavía difícil concebir los procesos políticos prescindiendo de los términos izquierda, derecha. A pesar del tiempo transcurrido, después de un intervalo de tiempo suficiente para hacer concordar la política con la realidad social viva, nos encontramos con el maquillaje de modernidad, del aparente proceso de reconversión político, y, en el fondo con una realidad muerta, con una danza macabra, de muertos vivientes, ávidos de seguir aferrándose a succionar la vitalidad de una realidad para mantenerse como muertos vivientes.

Durante años he tratado de dar una visión de la política que se adecue a la realidad peruana actual, en ensayos, tesis, afirmaciones, conferencias, he manifestado la necesidad de re fundar la política. En un determinado momento, parecía que casi todos los políticos y los partidos se manifestaban solidarios con el objetivo refundador, sin embargo, estamos nuevamente ante el hecho de una sociedad que rechaza a los políticos, los ve corruptos, ineficaces, tradicionales, y, de pronto surge una tendencia de rechazo a los políticos. Sin embargo, para estos políticos, esta tendencia es marginal, es de lo informal, del outsider, de los fuera de juego, desde su visión es peligrosa, significa la improvisación, como si estos políticos que nos gobiernan, o pretenden gobernarnos fueran los previsores, y la garantía de superación de los problemas estructurales de la nueva sociedad. Este fenómeno debe ser interpretado, es urgente, hacerlo de un modo diferente, que nos permita una actuación inteligente, con criterios nuevos, en estas elecciones del 2006.

I

EL ORDEN DEL DESORDEN

1.

Conforme a la teoría del caos, no existe un absoluto caos ni un absoluto orden, todo orden manifiesta elementos de caos y todo caos presenta elementos de orden. En el proceso electoral 2006, si bien aparenta el dominio del desorden, de lo incierto, tiene elementos de orden, fundamentos causales, capaces de explicarnos lo que se está produciendo.

2.

En el momento actual, a diferencia de unos meses atrás, la competencia electoral presenta un escenario, un campo de fuerzas, ya definido, establecido, el problema es cómo se produjo este hecho, sin embargo, estas definiciones no son del agrado de determinados sectores políticos tradicionales, pero, el problema no es tanto, si esta definición es del agrado o desagrado, ni si es peligroso. El problema es comprender su proceso, advertir las contradicciones que encierra, los efectos que produciría en la sociedad peruana. Y eso no se está analizando ni percibiendo con enfoques adecuados, todo lo contrario, se está cayendo en el error de pensar y actuar con los modelos desfasados de la política, tanto políticos como periodistas están presentando equivocadamente el proceso, y, ello, puede conducir a una mayor caotización de nuestra sociedad.

3.

Quienes no esperaban el fenómeno de Humala, y, esperaban una competencia entre partidos “tradicionales”, evidentemente están confundidos, y, en lugar de esclarecer el fenómeno lo vuelven más confuso. El fenómeno, en primer lugar, al margen de simpatías, tiene que ver con los nuevos paradigmas del mundo moderno, con las nuevas formas en que se desarrolla la política, tal como lo he expuesto en mis ensayos. En un mundo discontinuo no es extraño que de A se pase a la Z, tampoco es extraño que quién ni siquiera tenga un partido inscrito esté por encima de los ya inscritos, tampoco puede ser extraño que a pesar de no darse las distinciones prolijas entre sus contenidos ideológicos, se afirme la tendencia nacionalista, bajo ideas simples. Y las causas que van empujando la tendencia son imperceptibles, inasequibles, por ser intangibles, y por ello es necesario manifestarlas, hacerlas comprensibles.

 

II

LOS ALUVIONES POLÍTICOS SON CONSTANTES Y CÍCLICOS

4.

Los aluviones políticos se nos presentan como inesperados, impredecibles, y, como la metáfora lo indica como procesos devastadores, sin embargo, en el Perú, constatamos que son reiterativos, constantes, por tanto, podríamos determinarlos como cíclicos.

5.

Si repasamos sucintamente los procesos electorales, comprobamos que el triunfo electoral del primer gobierno de Belaunde, el año 63, fue aluviónico, con acciones inéditas, fuera del sistema, desde entonces todos los procesos electorales en el Perú han sido aluviones políticos. En este fenómeno de aluviones es necesario distinguir dos momentos, el producido por los partidos políticos del producido por los movimientos. El primer momento fue desarrollado en una lucha ideológica, de verdades consagradas, de concepciones e interpretaciones ideológicas de la realidad peruana. El segundo, se ha desarrollado presidido por el colapso del marxismo, de las ideologías, en un escenario de revoluciones tecnológicas y organizacionales.

6.

Entre el primer momento y el segundo se dan un cambio radical en la política. Sin embargo, si se ve el trasfondo, desde los años cuarenta el mundo entra en un proceso de cambios paradigmáticos, el Japón en los cincuenta y los sesenta inicia la revolución de la Calidad con E. Deming, y los visionarios, futurólogos, como A. Toffler exponen el fenómeno del “Shock del Futuro”, sin embargo, la lucha ideológica entre los partidos marxistas y el partido aprista, o los social cristianos, en el Perú, no permitieron comprender los fenómenos radicales en la sociedad. El fracaso de los partidos, ya sea a nivel nacional como en el ámbito local, en un contexto de cambios radicales de la sociedad en general, convirtieron los éxitos electorales en frustraciones, y, convirtieron a los partidos en obsoletos, desfasados, frente a los nuevos paradigmas.

7.

El segundo momento, los aluviones producidos por los movimientos políticos, informales, sin ideologías, de independientes, son ya la manifestación del desfase de los partidos, de su fracaso, que ya el gobierno de Velasco los denominó tradicionales. El fracaso de los éxitos electorales de los movimientos informales, su caotización, y su ineficacia para dar solución a los problemas de la exclusión, de la desocupación, o de la auto explotación, en nuestra sociedad, pone de manifiesto sus limitaciones para poder constituirse en alternativas a los partidos, lo que permite su retorno en las competencias.

8.

Los aluviones son una constante, su retorno no puede sorprender, y, tal como manifesté en una conferencia en la ciudad de Huancayo, van a continuar produciendose mientras no comprendamos sus causas y tengamos la capacidad de encausar las fuerzas internas que lo provocan hacía una nueva institucionalidad política.

III

LAS CAUSAS DE LOS ALUVIONES POLÍTICOS

9.

Las causas que provocan los aluviones políticos en el Perú, son los nuevos contenidos sociales, la configuración de una nueva realidad social, que no se refleja, no se siente representada, con la política.

10.

Una sociedad que ha emergido al margen o a pesar de lo Político, es una realidad informal, no necesariamente ilegal, que no se encuentra, no se identifica, no concuerda, en la acción del Estado, de sus órganos. Sobre el fondo de esta informalidad he expuesto en mis ensayos sobre la realidad peruana.

11.

El Estado, no está en concordancia con esta nueva realidad, más bien es percibido como extraño. Por tanto, la informalidad de la sociedad va necesariamente ser causa de una informalidad política, generando las condiciones para el surgimiento de fenómenos aluviónicos.

12.

Siendo la informalidad predominante en el Perú, esta informalidad, es asimismo causa del fenómeno político informal, del aluvión político, en cada proceso electoral.

13.

La informalidad en el Perú se acrecienta por la ausencia de Instituciones Políticas, no tenemos instituciones políticas, sino organizaciones u aparatos políticos.

14.

El Estado en el Perú no llegó a constituirse como institución, de ahí, las constantes violaciones u golpes de Estado, los elementos culturales, los valores, los principios, nunca fueron fundamentales en la vida política, por tanto, ante la ausencia de Institución, necesariamente el proceso va tender a ser informal.

15.

En la sociedad actual, frente a los cambios radicales en los paradigmas, esta causa que nos viene desde el comienzo de la vida republicana, adquiere nueva connotación, las Instituciones Políticas ya no están vigentes en el mundo, su desfase es un hecho, por tanto, en el PERÚ, NO SÓLO NO TENEMOS Instituciones Políticas sino las organizaciones políticas del Estado siendo ya desfasadas no pueden contener, ni pueden coordinar con los contenidos sociales que han emergido.

16.

Como no existen Instituciones Políticas, también los llamados partidos políticos, las agrupaciones políticas, se vuelven porosos, permeables, huecos, carentes de formas definidas, incapaces de mantener lealtades, identificaciones, solidaridades, todo es fluido, en estas realidades políticas informales no es posible un proceso electoral de agrupaciones compactas, por tanto, condicionan del aluvión político.

17.

A estas realidades informales confluyen, en el aluvión, las tendencias que chocan y se convierten en verdaderas fuerzas, que potencian, en los procesos electorales, el aluvión. Sobre este choque de tendencias contradictorias he expuesto, con sus consiguientes efectos desequilibrantes, destructores.

18.

A la informalidad y el choque de tendencias debemos agregar la crisis de representatividad y el predominio de la desafiliación que van produciendo en la sociedad actual, condicionados por la fragmentación y la diversificación de lo social.

19.

El aluvión se da, sus causas y condiciones no son manifiestas, es difícil reconocerse como informales, admitir la ausencia de instituciones, percibir tendencias que chocan, aceptar la desafiliación y crisis de representatividad.

 

IV

EL PROCESO DEL ALUVIÓN

20.

El movimiento aluviónico de los procesos electorales en el Perú, teniendo sus causas, se desenvuelve desde procesos aparentemente lentos e imperceptibles, primero por el subsuelo social, luego cada vez más manifiesto y veloz, presentando una estructura que sostiene sus manifestaciones en la superficie.

21.

El núcleo del movimiento, en un primer momento, es sólo la expectativa, por tanto, no tiene nombre, no tiene una identidad, sólo es la necesidad del surgimiento de un líder, o un nuevo partido. En este estado, esta expectativa tiene mil nombres, mil rostros, se expresa en una suerte de explosión de grupos en pos de inscripción en el JNE.

22.

Este fenómeno de multiplicación de agrupaciones tratando de inscribirse tiene sus causas en la ausencia de Instituciones Políticas, de la crisis y el desfase de la política, que genera las ilusiones de un mesianismo político. En esta etapa inicial el proceso es totalmente oculto, se mueve sin trascender.

23.

Cuando el proceso se va acercando al acto electoral, el proceso interno se acelera, mil segmentos, o mil corpúsculos, van tensándose o agitándose, por lograr su inscripción, sin embargo, a mediada que el proceso avanza, se va produciendo el primer trasvase, oculto todavía, de los segmentos ya sin posibilidades de inscripción a los grupos con posibilidades, de tal modo, que se va reduciendo el número de competidores. De este modo se va preparando la materia inicial del aluvión político.

24.

El proceso se concentra en una treintena de segmentos, o grupos, ya inscritos, mientras todavía unos pocos se tensan o mueven en pos de inscribirse. Sin embargo, entre los ya inscritos se encuentra las posibilidades de destacar uno que se convierta en el núcleo del aluvión.

25.

Todavía no tiene un nombre, no tiene identidad, pero, el trasvase sigue produciéndose en forma oculta, quedando huecos los grupos incapaces de mantener las expectativas. Este fenómeno se puede constatar en el proceso actual, por ejemplo, en un momento el Partido Justicia Nacional, concentró expectativas, fundadas en su destacada actuación en el proceso electoral municipal, generando la expectativa en un líder capaz de provocar el aluvión, sin embargo, en estos momentos esta organización ya quedo hueca, se dio un trasvase hacia el Partido Alianza para el Progreso, que también, quedo hueco.

26.

Mientras en la superficie de la sociedad, en la sociedad formal, no se ve estos fenómenos y todo parece ser estático, con agrupaciones adecuadas a la ley de partidos, con partidos tradicionales, desfasados y en crisis, son grandes segmentos dirigenciales, grupos de mando medio, intermediarios, los que van desplazándose de uno a otro grupo, en un fenómeno que cobra velocidad en la medida que se acerca el acto electoral.

27.

La política formal, legal, a estas alturas, se manifiesta ya con la deserción de los políticos conocidos, de sus agrupaciones que van perdiendo puntos en las encuestas, a los que se ha denominado tránsfugas, este proceso es desarrollado con gran intensidad en el fondo de la sociedad. Los operadores políticos se van moviendo, concentrándose en un solo segmento o agrupación.

28.

Se sabía por la tendencia dominante del reordenamiento de las civilizaciones, de la búsqueda de identidad, del tribalismo, de la etnicidad, que una agrupación con características nacionalistas podía ser el núcleo del aluvión político. Y curiosamente casi todas las agrupaciones respondían a esta tendencia, los nombres de las agrupaciones en su mayoría responde a esta búsqueda de identidad.

29.

En estos momentos el núcleo del aluvión ya se ha concentrado en una sola agrupación, en un solo nombre, que es Ollanta Humala. Los segmentos de las otras agrupaciones se han trasladado velozmente a este núcleo, los operadores políticos se van concentrando en torno a este nombre, provocando el efecto de la concentración de la tendencia en un solo grupo, en una sola posibilidad. A estas alturas, este proceso está en marcha, es ya muy difícil destruirlo, y, las encuestas han puesto de manifiesto el fenómeno.

30.

Existe un conjunto de interrogantes sobre el fenómeno Humala, que pueden llevar a una serie de especulaciones, desde la dispusta entre los hermanos, las diferencias entre cada uno, las contradicciones entre los actos y los principios, las acusaciones y las criticas. Sin embargo, todo ello se vuelve secundario; a un proceso aluviónico es imposible detenerlo o destruirlo con fuerzas que no corresponden a nuestra sociedad informal, los segmentos que se han unido no responden a estas inquietudes, ya estuvieron unidos a Fujimori, también lo estuvieron a Toledo, y los han abandonado, ahora, se mueven en torno a Ollanta Humala, y, este ya no necesita de sus reservistas, más bien ellos necesitan de Ollanta.

V

EL TRANSFUGUISMO Y LOS ALUVIONES POLITICOS

31.

No es casual el surgimiento del llamado transfuguismo en los procesos electorales, el renunciar o simplemente abandonar una agrupación para pasar a otra y luego a otra y finalmente quedarse formando parte del aluvión político producido es normal, coherente, en los procesos electorales en el PERÚ. Lo que es equivocado es pretender determinar el fenómeno como transfuguismo en un sentido de traición, deslealtad, a una institución, o partido político. Y más absurdo sería pretender castigar declarándolo ilegal o como un delito.

32.

Las acusaciones de transfuguismo son detectadas fundamentalmente en la superficie, en las personalidades que están ejerciendo cargos políticos, por tanto son objetivo de los medios de comunicación. No es necesario detenerse en este hecho harto denunciado o publicitado por el periodismo, lo evidente son las renuncias de los políticos por cálculos electorales y su paso a ser independientes, o su intento de formar o fundar una nueva agrupación política, también harto publicitados. Lo dado en la superficie no es tan decisivo para provocar el aluvión político, lo que es clave o fundamental es el hecho, no publicitado, de los traslados con renuncias o sin renuncias de los dirigentes medios, de los operadores políticos, su traslado informal, dado por bloques de una agrupación a otra, que sería para la visión desfasada de la política un transfuguismo masivo, intenso, incierto, pero, este movimiento subterráneo es decisivo y fundamental para conformar e impulsar el aluvión político.

33.

Las acusaciones o las denuncias de transfuguismo tiene su base en otro error obstinadamente sostenido por una visión de la política desfasada. El error de creer que en el centro de las agrupaciones políticas se encuentran sus ideologías, que los miembros o afiliados se unen por una lealtad, o identificación casi religiosa a este centro. Lo real es que el centro de estas agrupaciones está hueco o vacío, lo que presentan son seudo ideologías, idearios casi similares, incapaces de suscitar la atracción y la membrecía hacia los partidos. Es muy difícil, por no decir imposible, que las ideologías tal, como se dieron con la revolución industrial, vuelvan a estar vigentes en el nuevo siglo o el milenio, siendo más bien, potencialmente peligroso, que las religiones comiencen, con su fanatismo, a ocupar el centro de las agrupaciones políticas. El centro debe ser ocupado por los grandes Proyectos históricos, con las consiguientes ventajas de una refundación de la política en este sentido trascendental. Las ideologías se convierten en parte del Proyecto Histórico, pero, teniendo que adecuarse a la naturaleza plástica y flexible del Proyecto.

34.

Por otra parte, el mal llamado transfuguismo parte de otro error, también sostenido obstinadamente, de creer que tenemos instituciones políticas, o que las agrupaciones por el hecho de cumplir con la ley de partidos son automáticamente instituciones. De esta premisa se puede pensar a sostener que efectivamente la renuncia a una institución es deslealtad, es traición, o es ser un tránsfuga. Lo real es que a excepción del APRA no hay instituciones políticas en el Perú, más aún el APRA al no haber podido reconvertirse, se ha desfasado, por tanto, se ha vuelto mucho más poroso, generando muchas renuncias, sin que por ello signifique traiciones o deslealtades. Por lo general, al no haber institución política no hay transfuguismo. En el Perú no hay agrupaciones con núcleos culturales, de valores, rituales, sentimientos, identidades, que generen sentimientos contradictorios, traumáticos, lo evidente es que estos traslados, dejando vacíos a las agrupaciones políticas, se producen sin ningún remordimiento de conciencia, sin los tormentos espirituales, propios de un Judas o un Pedro, son parte del fenómeno de una sociedad donde predomina la informalidad, de nuestra falta de institucionalidad, o de una formalidad postiza en contradicción con sus contenidos.

35.

En la actualidad nuevamente se ha producido este fenómeno, mal llamado transfuguismo, por tanto, no es extraño encontrar en el aluvión suscitado en torno a la candidatura de Humala, a toda clase de dirigentes, conformando una mezcla provenientes de todas las agrupaciones inscritas y no inscritas. Por tanto, no debemos juzgarlo moralmente como negativo, tampoco pretender una virginidad política imposible, ni menos una depuración bajo una pretendida ética política. Se pediría que el aluvión no sea tal, y lo real es una tendencia que arrastra, que incorpora en su desarrollo a todos los que van llegando de los trasvases, de los traslados de las agrupaciones que pierden su capacidad de generar expectativas.

VI

LAS VICTIMAS DEL ALUVION POLÍTICO

36.

Cuando se produce un aluvión político sus efectos son devastadores, va sepultando a su paso lo que encuentra, va destruyendo lo que encuentra. Y como el proceso es intangible, un fenómeno de posicionamiento, ocurrido en la mente de los electores, las victimas estallan sin saber cómo han quedado sepultados. No ha sido necesario el choque, la violencia, el enfrentamiento, la lucha. Lo curioso es la respuesta al fenómeno, de ataque, de lucha frontal al torrente aluviónico, sin percatarse que bajo esta forma el aluvión cobra más fuerza.

37.

Su acercamiento al MNI, al FRENTE de izquierda, obstinados en llamarse izquierda, fue mortal, lo dejo muerto. La denuncia de traición, en un medio televisivo, no le hizo ningún efecto. La aritmética de sumatoria de agrupaciones huecas, con las que se pensó ganar cupos para las candidaturas, no sirve. En este caso, uno es más que diez o veinte, y este uno vale más, aún sin estar inscrito para poder competir, otra paradoja que la lógica de una política desfasada no podrá comprender.

38.

Su encuentro con UPP, demostró que no es la inscripción lo que cuenta sino el posicionamiento, pues, en esta aparente y formal integración, se ha efectuado la destrucción de UPP, el paradójico proceso de rendición, de entrega, de un partido inscrito a un partido no inscrito, de un partido con diez años de existencia ante un partido nuevo. Desde la perspectiva del aluvión UPP es sólo un medio, como lo pudiera haber sido cualquier otro grupo que se le rinda, desde la perspectiva de UPP es su salvación, la salida al peligro de no pasar la valla electoral. Lo real es la confirmación de un proceso en las fronteras del caos, de procesos discontinuos, incomprensible para la lógica común. Desde la visión tradicional no es lógico que una agrupación no inscrita sea más que una agrupación inscrita. Desde la perspectiva del mundo moderno, es posible y es real.

39.

La sólo detección del fenómeno en las encuestas, publicado en los medios, produce una explosión silenciosa, de efectos mortales. No han sido necesario grandes debates, confrontaciones ideológicas, exposiciones de planes de gobiernos, para la derrota y la muerte de la mayoría de agrupaciones. El trabajo de recolección de firmas coronado con la tan esperada inscripción, ha quedado inútil, la descomposición de las agrupaciones, su vaciamiento, ya es una realidad. El PDD, el PDS, el Partido Humanista, y otros, están llegando muertos a la contienda electoral. El aluvión político los ha dejado destruidos antes de tiempo. Para el pensamiento tradicional, no es lógico considerar derrotados a quienes todavía no han combatido, no es lógico considerarlos perdedores antes del acto electoral y, como esta lógica prevalece en la mente ilusa de los candidatos, una vez más, se gastará recursos y tiempo inútilmente. Para la lógica de lo discontinuo, del mundo de hoy, del predominio de los intangibles, no sólo es posible sino es real, y es lo real. Ya están muertos los que creen estar vivos, y, no hay fuerza capaz de resucitarlos, es el efecto del fenómeno del aluvión político.

40.

El acto electoral a efectuarse en el mes de abril sólo servirá para extender la partida de defunción de las agrupaciones que ya habían sido destruidos por falta de posicionamiento, pues, lo que no existe en la mente del elector no existe en la realidad política social moderna. Y como lo he señalado, por las características de nuestra sociedad, donde lo informal predomina, el aluvión es un fenómeno que tiene necesariamente que darse.

 

VII

EL PROCESO ALUVIONICO EN MARCHA

41.

Todo el proceso se ha reducido a cuatro actores, que en la lógica de lo discontinuo sería dos actores, pues, en uno se concentra el aluvión, en el otro lo tradicional, frente al candidato aluviónico tenemos a tres candidatos que provienen de una clase política fracasada, de partidos políticos del siglo pasado. En la mente del elector no cuenta las distinciones entre los tres candidatos, sino, el factor común de representar a una clase desprestigiada, considerada corrupta, frente a un líder nuevo que representa la lucha contra la corrupción y representa la identidad nacional.

42.

El proceso del aluvión puede detenerse si va asumiendo las características de sus tres competidores, si no es capaz de polarizar el proceso, en la confusión se puede desdibujar el posicionamiento logrado. Detener un aluvión es imposible en el mundo tangible, pero, en el mundo intangible si es posible, para ello tendría que simplemente desdibujarse en la mente de los ciudadanos. La destrucción del aluvión sólo puede darse en la mente, por lo mismo que es un fenómeno de posicionamiento.

43.

Detener el aluvión es justamente el objetivo de los tres partidos tradicionales, y, la única estrategia válida es hacerlo parecer cada vez más a ellos, pero, como en su lógica esto es un absurdo no lo hacen, entonces, califican a su líder de improvisado, sin comprender que no lo afecta, pues, el ciudadano comprende que los líderes de estos partidos con toda la preparación que pretendían exhibir fracasaron, y sigue siendo la corrupción el estigma que los condena.

44.

Tampoco va detener la marcha del aluvión los ataques de parte del hermano, Antauro puede tener razón, pero, este no es un fenómeno racional, el posicionamiento del Antauro era mayor que el de Ollanta, sin embargo, a pesar de esta ventaja inicial, en estos momentos, este posicionamiento y ventaja se ha perdido, sin necesidad de responder o polemizar con su hermano que se encuentra en otro partido inscrito, a estas alturas este partido ya es un cadáver, ha sido destruido por el aluvión. Sobre la base de lo construido por el hermano, Ollanta le dio un ingrediente necesario para provocar el aluvión, su identificación con la democracia, con un espíritu abierto no sectario, suficientes para dar el mensaje de estar frente a un Estadista y no ante un subversivo. El proceso del aluvión político no podía darse con las características autoritarias.

45.

Para que el aluvión continúe su marcha debe dar consistencia a su base, en las arenas movedizas o en la mezcla heterogénea que lo alimenta, puede autodestruirse. El proceso debe potenciarse, para ello, debe identificarse con las grandes organizaciones de la nueva realidad peruana, como son las rondas campesinas, los transportistas, los microempresarios, los parques industriales, y, otros. Posicionarse con las organizaciones de la nueva realidad social peruana, potenciaría el proceso, sería una manifestación del encuentro entre el mundo informal, con sus estructuras todavía precarias, comprendiendo sus niveles, en busca de complementaciones, con una nueva realidad política, surgida por la informalidad, pero, que puede adquirir formas modernas y flexibles.

VIII

LAS TENDENCIAS CONTRADICTORIAS QUE ESCONDE EL ALUVIÓN

46.

Aparentemente la mezcla heterogénea que constituye el aluvión no contiene contradicciones y prima la unidad o la identidad en torno al núcleo del líder, o de su mensaje, sin embargo, esto sólo es ilusorio, un espejismo, inherente al proceso electoral, en lo esencial el aluvión mantiene latente, o en forma no percibida, contradicciones provenientes de las tendencias históricas, continuas, que atraviesan la sociedad peruana. El proceso electoral, con sus manifestaciones de entusiasmo, no permite comprender a estas tendencias que oculta el aluvión.

47.

Sobre las tendencias he expuesto en el ensayo “Choque de Tendencias”, que por tener núcleos intangibles, diferentes y contradictorios, al encontrarse se relacionan conflictivos, formando remolinos, agujeros, devastadores. Y como estas tendencias no tienen límites físicos, espaciales, de tal modo, que puedan identificar si en un partido se concentra la democracia y en otro el autoritarismo, o que si una persona es democrática y otra es autoritaria, pero, no es así, las tendencias democráticas y autoritarias penetran y se instalan dentro de un partido o dentro de una persona, de tal modo, que el conflicto que generan está dentro, penetrando, sin respetar nombres ni hombres. En el aluvión anterior encarnado en la candidatura de Toledo se dio el fenómeno del ocultamiento de las tendencias históricas. Aparentemente, Toledo y su partido Perú Posible, representaba la tendencia de la democracia participativa, con sus características de ética, frente a su oponente autoritario y corrupto. Sin embargo, el proceso electoral anterior, en su entusiasmo, no hicieron manifiesto las contradicciones en el interior del aluvión, el autoritarismo de Toledo, expresado en mil formas, la mercatización de las candidaturas, contraria a una ética democrática, y otros elementos, no fueron determinados como contrarias a la tendencia de democracia participativa en marcha. Ya en el gobierno Toledo y su seudo partido fueron juguetes del choque de tendencias que lo caotizaron y lo convirtieron en ineficaces, siendo en la actualidad incapaz de entrar en la contienda con posibilidades de seguir gobernando, sufriendo el trasvase de sus bases al nuevo aluvión, Y ya hueco, se encuentra luchando por sobrevivir ante el nuevo fenómeno suscitado.

48.

El aluvión suscitado en el presente proceso electoral en torno a la candidatura de Ollanta Humala, también, en su entusiasmo, oculta a las tendencias históricas que configuran a la sociedad peruana, como son, el autoritarismo y la democracia de participación, lo social con la propiedad, la identidad integradora y el localismo o tribalismo, el conocimiento como el nuevo paradigma del cambio frente a la lucha social como el viejo paradigma del cambio. Todas estas tendencias están latentes u ocultas, en la marcha del aluvión, o al manifestarse, como lo consideran ataques para detener el aluvión, no son percibidas como contradictorias en la efervescencia de la competencia electoral.

49.

Las tendencias contradictorias que encierra el aluvión tienen dos niveles, el primero es el más peligroso en una perspectiva futura, proviene de los segmentos de dirigentes, políticos, candidatos, que se acercan y unen al aluvión, en ellos encontramos todas las tendencias contradictorias en forma latente, estos segmentos provenientes de los aluviones anteriores, son imperceptibles en la superficie del fenómeno, pero, es peligroso por las consecuencias que va originar si se impone el aluvión y se convierte en gobierno. El choque de tendencias se manifestará con sus efectos destructores finalizado el proceso. En todo el Perú, al interior del aluvión se está produciendo, en la lucha por la plancha congresal, el juego de los viejos políticos, los mismos que estuvieron con Fujimori, luego con Toledo, ahora, pugnando, por todos los medios convertirse en candidatos del aluvión.

50.

El segundo nivel es el relativo al líder, al caudillo, al candidato a la presidencia, donde si se ponen de manifiesto, por todos los medios, las tendencias históricas que caracterizan a la realidad peruana. De hecho, de modo semejante, a los candidatos anteriores, las tendencias se tornan aparentemente conciliables en el lenguaje del candidato a la presidencia, así, el autoritarismo y la democracia aparentemente se concilian en el proceso electoral, lo mismo, se podría decir de las otras tendencias. Pero, lo que caracteriza, como fundamental al presente fenómeno, es la tendencia civilizatoria de búsqueda de identidad, del renacer de la cultura andina, de un nacionalismo con una ética contraria a la corrupción con la que se identifica a la clase política fracasada. De la forma que se pueda asumir las tendencias, evitando su choque, con inteligencia, y con realismo, en el liderazgo del candidato que se convierta en Presidente del Perú, va depender el éxito del futuro gobierno.

51.

Las tendencias, sus choques, sus efectos, no van a desaparecer por el capricho, o por el subjetivismo de los actores políticos. Son la esencia, el fundamento de la nueva realidad peruana, las tendencias están configurando la realidad del Perú actual, son intangibles, que son fundamentales en la sociedad moderna. Por lo tanto, hacer que las tendencias dejen de ser contrarias, significa superaciones dialécticas, que se produzcan con el dominio de una tendencia sobre otra, y, esto será resultado de procesos de largo plazo. Por tanto, las tendencias van a continuar, van a seguir adoptando diversas formas y grados de relaciones, y, en el presente proceso electoral, de manera semejante que en los anteriores aluviones, las tendencias se volverán latentes u ocultas, pero, en sus ocultamientos, siguen impulsando y haciendo mover a los actores aparentemente en una sola dirección, pero, en la mezcla prima una de las tendencias, en este caso, de identidad nacional, o civilizatoria.

IX

LA TAREA VIGENTE

52.

El fenómeno de los aluviones políticos electorales al ser estructurales, cíclicos, se van a seguir produciendo y reproduciendo mientras las causas que lo impulsan se mantengan vigentes, entonces, en cada proceso electoral volverá a producirse el fenómeno del aluvión con nuevos rostros, líderes, estilos.

53.

En el ensayo Institución o Frente, publicado a un año del proceso del 2006, sostuve que los FRENTES no estaban vigentes, esa tarea fue inútil, y la realidad social ha demostrado que efectivamente todos los movimientos por conformar frentes han sido estériles, de tal modo, que en la dimensión de los intangibles, de las tendencias, de los posicionamientos, de las velocidades, los FRENTES han resultado en el presente proceso coyunturalmente ineficaces, más aún, si se tiene en cuenta la crisis de representatividad y de afiliación producida en la sociedad. Los partidos, las agrupaciones, sus dirigentes, no han desarrollado el liderazgo, aprovechando el flujo político, para hacer de sus agrupaciones instituciones políticas, se han agotado y desgastado en maniobras en torno a sus candidaturas. Por tanto, a cien días del proceso electoral del 2006, se hace manifiesto que no se han forjado o creado las instituciones políticas capaces de asumir los retos de la sociedad actual.

54.

En la informalidad y en una realidad política sin instituciones, con una economía nacional constituida por microempresas moviéndose como una nebulosa en las fronteras del caos, está vigente la creación de instituciones políticas. Para superar los fenómenos aluviónicos políticos, el Perú requiere crear las instituciones políticas que sean acordes a la nueva realidad social. Es la tarea vigente.

55. Hacer del aluvión una institución política es algo muy difícil, por ser una mezcla de segmentos provenientes de las diversas agrupaciones donde las tendencias contradictorias están ocultas. En esta constitución la base del aluvión es un agujero negro, o arenas movedizas, es difícil sostenerse o moverse en el interior del fenómeno. Sin embargo, si se tiene en cuenta los procesos anteriores es posible corregir las consecuencias negativas del aluvión cuando se convierta en gobierno, o llegue al poder. Si no se toma las medidas adecuadas el aluvión se desata y pone de manifiesto el choque de las tendencias, un gobierno sin partido u organización capaz de gobernar la nueva realidad peruana, asume necesariamente una organización estatal ineficaz, a una burocracia desfasada, y a una clase política adicta a la corrupción, y, en estas condiciones, se hace manifiesto una realidad social conflictiva de marchas.

56.

En el presente proceso es posible evitar las consecuencias negativas del aluvión dándole una base de organizaciones populares, capaz de ser la base que pueda dar consistencia al proceso, siendo un primer paso para preparar la tarea de convertir el aluvión en la institución política.

57.

La tarea de capacitar a los dirigentes que están inmersos moviéndose en el aluvión es vital, en el proceso le daría dirección, conocimientos, y, lo más importante, evitaría su estancamiento, o su destrucción. Esta tarea aprovechando el flujo político en marcha es favorable a la creación de la institución política. Estas tareas tienen que hacerse a velocidad, en medio de un proceso de competencia electoral cargado de subjetividad.

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